jueves, 28 de agosto de 2008

Etica del profesional de la información ante la sociedad del conocimiento

La ética profesional nace ante la necesidad de establecer estándares de la conducta humana frente a determinadas situaciones, en las que el individuo se encuentra expuesto a transformaciones socio-políticas y a fenómenos económicos. Como ente social, el ser humano forma su conducta moral en el intercambio con el entorno y todas las relaciones que se generan en este.

Actualmente, la ética se ha desvirtuado en gran medida. Muchos atribuyen este deterioro al adelanto científico-tecnológico, y a la sustitución de la máquina por el hombre. Ciertamente, la tecnología suprime una parte importante del acercamiento directo entre los individuos, pero no puede afirmarse que el desarrollo tecnológico constituya la causa para la desvalorización de los deberes morales del individuo.

La Bibliotecología y la Ciencia de la Información como rama de la Ciencia no permanecen exentas de los problemas éticos. El profesional de la información, en este caso, es el responsable de cumplir los acuerdos ético-filosóficos de esta esfera como administrador, comunicador, educador, difusor de información y como preservador del patrimonio cultural. Tiene una responsabilidad ineludible ante la comunidad a la cual presta sus servicios, una actividad que debe sustentarse sobre principios éticos y filosóficos.

Las nuevas tecnologías de información amplian el espectro de trabajo del bibliotecario, aparecen desempeños como el de gestor de información. Esto implica que, más allá de los servicios y productos tradicionales, generados por los centros de información, se busca satisfacer cualquier necesidad de los usuarios de la información, se rompe los límites, se objetiva la necesidad de información, se evacua una carencia que provoca incertidumbre, debido a la falta de conocimiento.

El bibliotecario ha de mantener absoluta conciencia de que el usuario es su razón de existir dentro de la comunidad científica. La formación y educación de usuarios es un elemento que urge de principios éticos en el bibliotecario moderno. Se parte de la idea de contribuir al desarrollo de actitudes, como es el caso de la búsqueda de información por diversos medios tecnológicos, como las bases de datos o la propia navegación en la red, así como con el manejo de un catálogo tradicional y en línea.

En estos tiempos se hace obligado plantear las siguientes preguntas: ¿Tiene edad la ética y por eso da la sensación de que envejece? ¿Tiene sentido hablar de ética en la sociedad de la información? ¿Cómo puede sobrevivir la ética en la nueva sociedad de la información?. Estas cuestiones llevan a la reflexión sobre la necesidad de protección de la ética en la nueva sociedad de la información.

Concienciar a la comunidad de Internet de que la piratería es un robo se antoja como una tarea fundamental. Y es un robo porque, en definitiva se trata de apropiarse de algo que no es tuyo. El distribuir ilegalmente música en Internet no difiere en absoluto de sustraer un CD de unos grandes almacenes. El problema radica en el propio concepto de Internet, el cual nació bajo el gratis total que desembocó con la explosión de la burbuja tecnológica.

Se vendió la red como un propagador de información y conocimiento jamás antes conocido. Y claro que lo es, pero conviene no olvidar que para que sigan apareciendo nuevos contenidos es necesario cuidar a sus creadores, los cuales deben ser incentivados convenientemente para que realicen su labor.

jueves, 21 de agosto de 2008

El quehacer del referencista

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Img 01. El quehacer diario del referencista

lunes, 11 de agosto de 2008

Primer Foro - Generalidades y objetivos del servicio de referencia


GENERALIDADES
Los distintos servicios de información que prestan las bibliotecas varían según las informaciones que se ofrezcan. Por este motivo, se emplean distintos términos para denominar la actividad consistente en facilitar información a los usuarios. Así, se habla de servicio de referencia, servicio de información bibliográfica, servicio de orientación, de consulta, de búsquedas documentales, etc. Sobre todos ellos se ha impuesto el término referencia, neologismo aceptado por el uso, aunque no oficialmente. La acepción bibliotecaria de la palabra referencia procede del inglés “reference”, que se emplea como sinónimo de consulta.
La tradición biblioteconómica anglosajona es la causante de que se haya realizado una traducción impropia. No obstante, el término referencia está plenamente admitido dentro de la terminología bibliotecaria de la lengua española y, del mismo modo, la denominación Servicio de referencia es la que se ha impuesto para mencionar a la sección de la biblioteca encargada de informar al usuario sobre cuestiones diversas.

OBJETIVOS DEL SERVICIO DE REFERENCIA

Si una de la funciones de la biblioteca es informar, el principal objetivo del servicio de referencia será conseguir que todas las informaciones requeridas sean satisfechas. Por este motivo, la biblioteca deberá contar con una sección específica, con personal especializado en la búsqueda de información y con una colección de consulta útil. Además, deberá desarrollar las iniciativas y procedimientos que considere necesarios para facilitar al usuario el acceso a la información.
La IFLA menciona en sus Pautas para bibliotecas públicas una serie de aspectos relativos a la oferta de información, entre los que sobresalen los siguientes:
  • Aceptar la responsabilidad de dar respuestas precisas actualizadas de manera rápida e imparcial.
  • Estar preparada para buscar fuera de la biblioteca cuando sea necesario, así como para
    atender consultas de usuarios de otras bibliotecas.
  • Dar a conocer el papel informativo de la biblioteca mediante la publicidad u otros medios.
    Instruir en el uso de las fuentes informativas.
  • Proporcionar información mediante tablones de anuncios.
  • Compilar bibliografías y guías de lectura.
  • Ofrecer servicios de actualización.


El servicio bibliotecario de referencia debe plantearse como objetivo prioritario que el mismo sea empleado por los usuarios, lo que se puede conseguir a través de sistemas publicitarios y de formación de usuarios. Para alcanzar este objetivo la biblioteca debe contar con espacios e infraestructuras adecuados y desarrollar sistemas sencillos para la recepción de las consultas.

Además, se debe pretender que todas las consultas sean solucionadas satisfactoriamente, lo cual implica la posesión de una buena colección de referencia y el dominio de los sistemas de consulta de cada fuente de información. Al mismo tiempo, será necesario desarrollar sistemas de acceso al documento cuando la información requerida no se encuentre en la colección propia.

Asimismo, la colección de consulta debe ser empleada directamente por los usuarios, por lo que será necesario organizar actividades específicas de formación de usuarios en el manejo de las obras de referencia y demás fuentes de información.

Tomado de: Merlo Vega, J. A., El servicio bibliotecario de referencia. Anales de Documentación, Vol. 3, 2000, pp. 93-125.